jueves, 5 de noviembre de 2020

Vértigo

Río Moldava. Vista desde el Puente de Carlos. Praga. 2018.





Siento esa atracción asaz colmada
por el abismo, días vacíos
que vendrán ligeros de equipaje.
Falsas maletas llenas de nada.

Mis otras pérdidas olvidadas 
dejaron heridas, desvaríos,
de las que sólo queda el tatuaje.
Llega ahora la noche cerrada.

La noche anegada de silencio
con sordo e inmenso vocerío,
aunque intento un fútil homenaje,

me pregunto qué es este negocio,
por qué razón este espacio umbrío 
me espera al fin de tan largo estiaje.

El arte de perder. Elisabeth Bishop

Esta es la primera vez que co cmparto un texto que no haya escrito yo misma.

Un arte
No es difícil dominar el arte de perder:
tantas cosas parecen llenas del propósito de ser perdidas,
que su pérdida no es ningún desastre.

Perder alguna cosa cada día. Aceptar aturdirse por la pérdida
de las llaves de la puerta, de la hora malgastada.
No es difícil dominar el arte de perder.

Después practicar perder más lejos y más rápido:
los lugares, y los nombres, y dónde pretendías
viajar. Nada de todo esto te traerá desastre alguno.

He perdido el reloj de mi madre. Y, ¡mira!, voy por la última
—quizás por la penúltima— de tres casas amadas.
No es difícil dominar el arte de perder.

He perdido dos ciudades, las dos preciosas. Y, más vastos,
poseí algunos reinos, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue ningún desastre.

Incluso habiéndote perdido a ti (tu voz bromeando, un gesto
que amo) no habré mentido. Por supuesto,
no es difícil dominar el arte de perder, por más que a veces
pueda parecernos (¡escríbelo!) un desastre. 


                                 *  *  *

Este poema con el que me he encontrado hoy por pura casualidad me ha producido una sensación de conexión profunda con su autora, Elizabeth Bishop, ya que lo más duro del hecho de vivir es el asumir las pérdidas. Por supuesto que también hay hallazgos, gratos o no, adversos o propicios, en nuestra vida pero son las pérdidas lo que solemos sentir como lo insuperable y sin embargo es aquello que más enseñanzas nos deja como persona, aprender a superar la pérdida de lo que se posee y que a veces no somos conscientes de que lo tenemos; los seres queridos cuya cercanía a veces no valoramos de forma suficiente, o el trabajo o simplemente la libertad individual...  Superar una pérdida es crecer, es hacernos más conscientes de lo que somos y sensibles a lo que de verdad importa.
Esta poeta merece una revisión por la cercanía y sinceridad tan ensencial, y por la profundidad de sus reflexiones.

domingo, 25 de octubre de 2020

Antonia

    Nací con un peso y estatura normales, pero cuando tenía unos días comía, o mejor dicho, mamaba tan poco que no ganaba peso y mi madre optó por la alimentación con Pelargón, una alimentación infantil de la época. Con cerca de un año mi madre me llevó al pediatra por esta razón. Al parecer mi estómago era pequeño como una ciruela. Imposible que comiera más. Ella pensó que difícilmente llegaría a la madurez. Fui más tarde al colegio que las otras niñas, tal era su compasión por mí. Con unos cuatro años, era una niña muy pequeña para mi edad y estaba sumamente delgada. 

     Mis padres comenzaron a dejarme en casa de unos familiares que vivían al lado. No tenían hijos y yo para ellos era más una diversión que una obligación. 

    El hombre era muy alto y ancho como un armario. Ella era bajita pero sufría de una severa obesidad, esto dificultaba sus movimientos, su caminar lento y fatigoso mostraba su esfuerzo por seguir adelante como una luchadora indómita que llevara sobre sí una carga que la condenaba a vivir con una capa exterior. Antonia era una mujer frágil a pesar de su fuerza de espíritu y volumen generoso.

    Vivir en su cuerpo fue algo a lo que tuvo que adaptarse como un capitán llevando él solo una gran nave, escorándose en la tormenta de su vida. 

    Antonia fue una mujer excepcional en todos los sentidos de su vida y fue una inspiracion en la mía. Ella fue mi alimento para el espíritu, una lección de vital que nunca olvidaré. 

    Gracias, donde quiera que estés.

Yo

Todo se mueve alrededor
nada es inmutable,
sólo yo sigo aquí.
Esta soy yo.

Soy un ser absoluto.



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