El vacío interminable
es un terror mayor
que el de una noche sin mañana.
Pero cómo vencer el miedo
a la nada, un enemigo
sin rostro.
Pienso en un día sin mí,
en una posibilidad
sin nombre.
Sin ti, sin mi cuerpo menudo,
sin otra cosa que contar
que el tiempo sin horas.
Pienso en un todo sin nada.
Recuerdo la sombra
de un día en que todo existía.
Pero ahora, pienso sin más
y espero esa hora sin tiempo.
Cabra y copa. 40×400 cm. Óleo sobre lienzo. 2004. |
¡Estás en vena, María José!
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